Con mucha frecuencia me he encontrado contra esta sensación de tener compañía pero sin sentir que pueda comunicarme. Es un gran desafío. Algunas veces incluso intento ponerme en la piel de un personaje más simpático, alguien que idealmente puede hablar con más alegría que yo. Y claro que se logran decir palabras pero no se siente ese intercambio. Ese intercambio en donde expreso una idea o una sencilla observación y mi interlocutor lo tome, lo analice, y me devuelva ese hilo con el cual espero formar parte de mi tejido mental para formular la siguiente línea. Al final renuncio a elaborar la linda bufanda de ideas y termino por seguir la corriente del otro por miedo a caer en un silencio incómodo. Entonces terminó escuchando al otro y a mi misma, como dos conversaciones simultáneas, una que reniega del evento mientras la otra intenta poner la atención suficiente para seguir aquel intercambio ya bastante vacío. Así termino sintiendo una soledad tan honda que me voy acostumbrado a no sentir nada.
Amo la soledad, la considero una compañera agradable que me hace explorar todo sobre mi misma y el mundo. Con ella he logrado grandes avances en mis talentos y reflexiones tan profundas que han resucitado todo lo humano que me forma el alma. Es buena cuando se presenta así, de hecho es indispensable. Lo malo es cuando encuentras esa parte tuyo en un lugar extraño, cuando intentas socializar para luego caer en cuenta que no has logrado ni construirte ni reconstruirte en nada ideal. Es un vínculo que se pierde o que nunca florece. Yo analizó el problema como una falta de genuina comunicación. Estamos incomunicamos con los otros, constantemente. Es molesto además de frustrante.
Cuando era más joven (si por que ya llevo 36) tuve un circulo de amigas a las que atesore por muchos años, 6 para ser más exacta. Estaba comenzando la universidad. En el colegio fui muy pero muy solitaria. Así que mis expectativas no era muchas, más bien nulas de encontrar amigas o amigos. Siempre me ha gustado dibujar, y curiosamente fue así como hable con la que sería mi mejor amiga esos 6 años. Al final ambas nos casamos, casi al mismo tiempo que comenzamos a separarnos. Nuestras parejas influyeron más de lo que pensé en nuestra relación. Se que muchas personas me dijeron que yo cambie, pero para mí, que la conocía mejor que nadie, ella fue la que cambio más. Tuve que tomar la decisión de alejarme, puesto que la persona que ella había elegido ser ya no podía ser mi amiga. La comunicación quedo cortada por completo. Con las otras amigas se dio cierta separación por igual luego de esto. Con una hablo de tanto en tanto pero ya no siento que sea lo mismo. Es tan cansado sentirse sola cuando no se esta sola. No creo que noten cuando ocupo mi máscara, la del simpático personaje, para hablar con ellas. Es que ya no lo notan, ya no me notan. Por eso prefiero quedarme conmigo misma, dedicarme tiempo y silencio. Aunque claro, siempre dejo la puerta abierta para cuando encuentre otra persona con al cual la comunicación regrese. Pese a todo no quiero darme por vencida. Soy una solitaria muy terca y me gusta.